
Fiordos del Oeste
Uno de los secretos mejor guardados de Islandia es, sin duda, la esquina noroeste del país, generalmente conocida como Westfjords. El aislamiento ha preservado la región en un desierto relativamente virgen. En gran parte deshabitados, los Fiordos del Oeste se distinguen con frecuencia por las guías de viaje como un destino de excelencia y son una visita obligada para cualquier turista curioso. Nosotros no podíamos tener mejor recibimiento que el de una colonia de focas mientras bordeamos Skötufjörður. Después del avistamiento de ballenas nos tocaban estos animalitos tan tranquilos. Lógicamente, la parada era inevitable. La tarde era espectacular, nada de viendo y un poquito de calor. Después de comer, era un lugar ideal para descansar un rato y seguir disfrutando del paisaje islandés.

Dejamos a las focas en su rincón de paz y tranquilidad seguimos en dirección a Isafjördur. Pero nos llevamos la gran sorpresa del viaje cuando a un par de kilómetros de donde habíamos parado, en la misma carretera 61, en Hestfjörður, aparece una pequeña ballena jorobada. Espectacular. Acabábamos de parar el coche para merendar algo cuando de un salto impresionante apareció delante de nosotros a saludarnos. Fue increíble. La vimos emerger en un par de ocasiones más para tomar aire pero no volvimos a disfrutar de sus saltos. María y yo estábamos impresionados. Estuvimos sentados un rato en los bancos pero desapareció. Allí nos quedamos a observar las impresionantes vistas de un nuevo fiordo que teníamos ante nuestros ojos. Qué maravilla de país, de cualquier rincón aparecen paisajes sorprendentes y maravillosos.

Disfrutando de los fiordos del Oeste
Seguimos camino hacia el sur de esta región, buscando un lugar ya donde pasar la noche. Pero nos queda otra maravilla por conocer: Dynjandifoss. Dynjandi es una de las cascadas más bonitas de Islandia y uno de los iconos de los fiordos occidentales. Pasamos allí un buen rato y continuamos camino. Si quieres saber mas de ella pincha en el enlace anterior, donde aparecen más imágenes de esa cascada y otras. Observamos una puesta de sol espectacular. Aunque todavía quedan más de dos horas para que se haga de noche. Son las diez. Llegamos a un precioso pueblo a orillas del fiordo y decidimos cenar y pernoctar allí: Bíldudalur. Son las doce la noche. Buena hora ya de irse a dormir. No me digáis que el paraje en el que nos hemos detenido para pasar esta noche no es una auténtica maravilla. A disfrutar de las vistas de nuevo.



Nuestra primera jornada en los fiordos del Oeste fue espectacular. Hicimos bastantes kilómetros por carretera aunque mereció la pena. Esta mañana no llueve pero sigue nublado. Vamos a ver qué tenemos por delante. Cada día que pasa queda menos para el final de nuestra aventura. Hoy nos dirigimos a la punta más occidental de la isla y, por ende, del continente europeo. Pero antes pasaremos por alguna playa. Entre ellas, la de Breiðavík. A diferencia de muchas de las playas de Islandia, las arenas aquí son doradas, lo que le da un ambiente diferente al del resto del país; el clima es brillante, casi se ve tropical. En la orilla, hay una iglesia pintoresca, y hay opciones de alojamiento aquí en esta época del año. Si no tuviéramos la furgoneta camper hubiera sido un buen lugar para pasar la noche y disfrutar de sus playas al día siguiente.

Playas en los fiordos del Oeste
Breiðavík es una playa en los fiordos del oeste, cerca de los muy populares acantilados de observación de aves de Látrabjarg. El día ha amanecido cubierto de nubes pero realmente no hace frío. Es curioso pensar que a unos 500 kilómetros tenemos el territorio de Groenlandia. Los acantilados de Látrabjarg en los fiordos del oeste marcan el punto más occidental de Islandia y, por tanto, de Europa. Alojando a millones de aves, es el acantilado de aves más grande del continente, de 14 kilómetros de largo y 441 metros de altura. Látrabjarg es el hogar de una gran variedad de aves, en gran parte gracias al refugio y al aislamiento que proporcionan los acantilados como nidos. No es solo la variación de especies lo que hace de Látrabjarg un lugar tan impresionante y, sin duda, uno de los mejores lugares de observación de aves del mundo.

El gran volumen de individuos es asombroso, y algunos estiman en más de cinco millones de anidaciones aquí en verano. Las principales especies son: skuas, charranes árticos, guillemots, patos de Eider y razorbills. Sin embargo, las estrellas del espectáculo son los Atlantic Puffins, o frailecillos del Atlántico. Aquí anidan al menos un millón de frailecillos, a menudo muy cerca de la cima del acantilado. Los frailecillos son el ave nacional del país, al menos de facto, tal y como puede verse en cualquiera de las tiendas de souvenirs de Islandia. Esto se debe, tal vez, al hecho de que es posible ver estas simpáticas aves en varios puntos del país, lo cual permite que se pueda disfrutar de ellos sin importar cuál sea la ruta por Islandia. Aquí es posible ver miles y miles de frailecillos en su hábitat natural.


Enfrente de Groenlandia
La precaución a la hora de hacer fotos a los famosos frailecillos debe ser máxima. No hay que arriesgarse tontamente puesto que la caída al frío Atlántico es mortal. Dejamos atrás la punta más occidental del continente y nos tomamos un descanso para comer. Después continuamos por las carreteras 612 y 614 en dirección a la playa roja de Rauðisandur. Es un tramo de 10 kilómetros de playa en la costa sur de los fiordos del oeste en Islandia. Y sí, la arena es roja, al menos en ciertas condiciones. En días soleados, es todo un espectáculo verla ya que centellea como una costa cubierta de diamantes. Pero no tuvimos suerte. Las nubes no desaparecieron en todo el día y cuando llegamos a la zona llovía débilmente. A pesar de todo mereció la pena la parada en aquel espectacular lugar. Apenas habitado y muy desconocido para los turistas.

La jornada va llegando a su fin y debemos buscar un lugar donde pasar la noche. Nos dirigimos ahora hacia el punto donde mañana debemos coger un ferry para atravesar el fiordo y llegar a la península de Snæfellsnes. Última zona que visitar antes de llegar a nuestro punto de partida y a nuestro punto final: Reykjavik. Nos adentramos por Vatnsfjörður hasta el camping de Flókalundur, muy cerquita de Hellulaug: una pequeña piscina en la costa sur de los fiordos del oeste, muy cálida y encantadora. El problema es que las medidas son mínimas y cuando llegamos ya hay varias personas que la ocupan. Imposible bañarse hoy allí. Decidimos irnos al camping, donde en nuestra camper cenamos y descansamos tranquilamente. Mañana nos espera otra jornada de muchos kilómetros. Y por estas carreteras de gravilla y ripio conducir resulta agotador.

Navegando por los fiordos del Oeste
Amanece otra jornada en la región de los fiordos del Oeste. El ferry Baldur cruza la bahía de Breidafjörður diariamente entre Brjánslækur (de donde salimos) y Stykkishólmur, en la península de Snæfellsnes (adonde llegamos). Un viaje en ferry acorta la ruta entre la región de los fiordos occidentales y el sur y el centro-oeste del país. Subimos a bordo en un día que parece que será estupendo. La navegación es entretenida y antes de llegar a la mitad del trayecto hacemos una pequeña parada en la isla Flatey. Flatey fue una vez una parada popular en las rutas comerciales, pero ahora es más famosa entre los visitantes durante el verano y solo tiene un puñado de residentes que viven allí durante todo el año. El nombre «Flatey» se traduce como «plano», ya que la isla no tiene colinas. En verano, la solitaria isla recibe una masa de visitantes.


La península de Snæfellsnes es una de las regiones más visitadas de Islandia. Algo normal si pensamos en que Snæfellsnes es una especie de compendio de lo que es toda la isla. Encontraremos volcanes, fiordos, cráteres, glaciares, campos de lava, llanuras desoladas y pequeños pueblecitos animados. Algunas de las estampas más famosas de Islandia se encuentran aquí. Y estamos a tan solo 200 kilómetros de la capital, unas tres horas por carretera. Realmente ya no estamos en la región de los fiordos del Oeste. West Iceland se llama esta zona. El Oeste de Islandia. Desde Reykjavik, e incluso desde Keflavik y la península de Reykjanes, podemos contemplar la punta de la península de Snæfellsnes, y de su punto más conocido, el volcán de Snæfellsnesjökull.

De nuevo vemos focas
Llevamos muchos kilómetros por estas carreteras y hay que ir pensando en regresar a Reykjavik. Seguimos por la 54 hasta Borgarnes, donde tomaremos la carretera número 1 de nuevo para llegar a la capital. Pero antes hacemos una breve parada en la playa de Ytri Tunga. Junto a la laguna glaciar Jökulsárlón y la península de Vatnsnes, Ytri Tunga es el lugar más apropiado en Islandia para ver focas. Las focas que se observan aquí son la foca del puerto, una de las dos especies comunes que se encuentran en Islandia. La otra es la foca gris. La mejor época para ver focas en Ytri Tunga es entre mayo y julio, sobre todo cuando la marea está baja. Cuando el nivel del mar desciende, las focas suelen quedarse descansando sobre las rocas, de forma que se las puede observar desde la playa a la perfección.

El cansancio acumulado durante estas dos semanas va pesando mucho y ya estamos de vuelta en Reykjavik. Todo viaje, desgraciadamente, tiene su final. Aquí termina nuestro viaje a Islandia, 15 días de ensueño que María y yo hemos disfrutado en compañía y que nunca olvidaremos. Con nuestra camper hemos recorrido 2.000 km en los que hemos visto de todo. Maravillas increíbles que permanecerán imborrables en nuestra memoria. Sin duda, esta pequeña isla europea, cercana al Ártico, nos ha impactado con sus paisajes de otro mundo. Una tierra impresionante, una tierra salvaje, una tierra… de hielo y fuego. Nos vemos pronto Islandia. Aquí os dejo el último vídeo de este viaje. Espero que os guste y dejéis algún comentario. Si es así, prometo responder. Mil gracias.