Rutas por Extremadura

Ruta de Alfonso Onceno

Domingo, 23 de enero de 2021

En una mañana maravillosa fui con la gente del grupo senderista cacereño GR100 a una zona en la que tenía ganas de caminar desde hace tiempo. Se trata del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Un territorio que cuenta con un patrimonio geológico de valor internacional visible en la calidad estética de su paisaje y reconocible por las historias científicas, turísticas y educativas  que pueden ser escuchadas mientras lo visitamos. Es decir, una auténtica joya. El Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara es un espacio singular en Extremadura que siempre que lo visites te da la más calurosa bienvenida. Y en este lugar hay unos senderos magníficos para caminar por aquí. Como la ruta de Alfonso Onceno que hoy voy a mostraros en diariodeandar. Trascurre entre las localidades de Navezuelas y Guadalupe y es una de las más conocidas y practicadas del geoparque.

Llegamos a la localidad de Navezuelas muy prontito. Tenemos una jornada estupenda para andar por estos lares. Algunos toman algo más de desayuno en el pueblo antes de subir las primeras cuestas. El pueblo de Navezuelas se encuentra enclavado en pleno corazón de las Villuercas, cerca del nacimiento del río Almonte y del pico Villuercas, a una altitud de 930 metros. Históricamente siempre ha estado aislado, por su lejanía de las grandes ciudades y por estar lejos de las vías de comunicación más importantes. Sorprende su iglesia de Santiago Apóstol, casi totalmente reconstruida, de la que destacan dos elementos primitivos, los contrafuertes y el ábside poligonal. El resto procede de posteriores reconstrucciones. Se trata de un bello y sencillo templo. Lo dejamos atrás y dirigimos los pasos por la calle Santiago hacia la calle de las Villuercas. Comienza la subida.

Comienza la ruta de Alfonso Onceno

Nada más salir de Navezuelas comenzamos a subir. No hay un desnivel muy pronunciado pero la cuesta es larga y continuada. Estos parajes que se originaron hace millones de años, durante el Paleozoico, crean un terreno que nos llama la atención de una manera sobresaliente. Estamos caminando por el anticlinal del río Almonte. Una megaestructura de plegamiento de orientación noroeste-sureste originada por los esfuerzos compresivos de la orogenia Hercínica (hace aproximadamente 300 millones de años). Esta megaestructura constituye un buen ejemplo de relieve invertido tipo apalachense, por su semejanza con los montes Apalaches de América del Norte. Un buen lugar para la caza del oso, motivo por el que Alfonso XI, hacia 1330, venía a las Villuercas. Aquí tenía uno de sus cazaderos de osos, según consta en su famoso “Libro de la Montería”.

El paisaje que nos acompaña es tremendamente espectacular. Así que cada poco rato tengo que parar para disfrutar de las vistas y hacer la foto de rigor. Mientras ascendemos nos dejamos atrapar por el manto de hoja caducifolia que cubre todo este paraje. El hábitat perfecto para una gran diversidad de seres vivos. Destacando el bosque mediterráneo y de ribera, hogar de una avifauna muy importante: buitre leonado, diferentes especies de águilas, cigüeña negra… Poco a poco vamos perdiendo de vista el pueblo de Navezuelas. Pasamos por el collado de la Pariera y por el collado de los Ajos. Estamos ya a 1.220 metros de altitud. No es una posición muy elevada pero la imagen que nos ofrece del anticlinal del río Almonte todavía permanece en mi retina. Todo un espectáculo. Por lo que hago una parada más larga para deleitarme con las vistas.

Seguimos hacia el sinclinal del Viejas

Dejamos atrás algunas pedreras pero no así los preciosos bosques. El camino es una maravilla. En las zonas de umbría hace algo de fresco en esta época del año a pesar del día tan estupendo que tenemos hoy. Jaras, rebollares, brezos… que en unos meses darán una multitud de colores a estos parajes. Avanzamos y ahora tenemos como objetivo el collado de las Arenas. Pero ya estamos inmersos en el sinclinal del Viejas. Este sinclinal recorre el Geoparque desde el Risco de La Villuerca hasta Campillo de Deleitosa. Está surcado en la parte sureste por el río Viejas y en el noroeste por el arroyo de Torneros. Adentrarse en este terreno supone una aventura para el visitante porque no hay carreteras para turismos, algo que se agradece enormemente. Para seguir disfrutando de esta ruta de Alfonso Onceno que tanto me está gustando.

Los materiales visibles a lo largo de este sinclinal se corresponden mayoritariamente con pizarras y cuarcitas depositadas durante el período Ordovícico. Millones de años de antigüedad nos contemplan. Qué maravilla. Tenemos en Extremadura unos lugares que son una auténtica delicia. Como esta zona del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Hay que decir que este conjunto orográfico ha sido declarado Geoparque al entrar a formar parte, desde el mes de septiembre de 2011, de las Redes Europea y Global de Geoparques auspiciadas por la UNESCO. Desde noviembre de 2015 tiene además la consideración de GEOPARQUE MUNDIAL DE LA UNESCO. Los geoparques son áreas naturales que conservan un patrimonio geológico singular. Un típico modelado del paisaje y parajes en los que las rocas, los minerales o los fósiles pueden explicar a los visitantes, amantes de la naturaleza pero no necesariamente familiarizados con la geología, la historia de la Tierra en ese lugar.

El sendero continúa paralelo al río Viejas

Embelesados por las formidables vistas de este paisaje apalachense, caminamos rumbo a la vera del río Viejas. Durante el paseo podemos observar aspectos de interés botánico. Como, por ejemplo, las formaciones boscosas de ribera del río Viejas (loreras, alisedas y fresnedas). O faunístico, como la nutria en sus aguas. O las aves (buitre leonado, alimoche, cigüeña negra…) en los riscos de las sierras cercanas. Toda una explosión de naturaleza a nuestro alrededor. Así que no me extraña que la gente del GR100 con los que voy esté tan sorprendida. Es que yo voy igual que ellos de alucinado. Antes de llegar a unas pequeñas casas particulares en el interior del bosque, atravesamos una pequeña pasarela de madera por encima del río. Menudo rincón tan bucólico que alguien se ha encontrado aquí y ha decidido hacerse un pequeño paraíso. Precioso alojamiento para pasar aquí unos días de retiro.

En media hora de una subida suave llegamos al collado de las Arenas, pasando por el mirador del Viejas. Allí contemplamos por última vez este grandioso paisaje del geoparque. El anticlinal, el sinclinal y el pico Villuercas (1.603 m.s.n.m.) al fondo. Estamos al lado de la carretera que sube desde la ermita del Humilladero y llega hasta la misma base militar que hay en el pico. Un buen momento para reponer fuerzas y hacer un pequeño descanso antes del descenso. Las emociones han sido fuertes, mucho más que el desnivel acumulado. Tenemos una jornada estupenda de cielos despejados y no hace nada de frío. Realmente la ruta de Alfonso Onceno desde Navezuelas hasta este collado no ha sido nada dura. Menos de diez kilómetros de senda bien señalizada, con poco desnivel y unas imágenes impresionantes. Sin duda alguna una ruta sorprendente por lo bonita que está siendo.

La ruta de Alfonso Onceno camina hacia Guadalupe

Es hora de ponerse a descender. Desde este punto hasta la puebla de Guadalupe todo es cuesta abajo. Una senda bastante cómoda pero en la que siempre hay que estar atento, porque un simple resbalón puede dar al traste con la magnífica jornada que llevamos. Aquí ya abundan los bosques de pinos, por lo que prácticamente todo el sendero va bajo la sombra de estos árboles. Atravesamos parajes con nombres muy curiosos: Matarredonda, Anillo Hueco, Arcas de Noé… Ya todos por debajo de los mil metros de altitud. Poco a poco nos vamos acercando a nuestro destino. En algunos puntos del camino se puede observar una vista panorámica de Guadalupe y sus alrededores. Por lo que pronto llegamos al inicio de esta red de senderos. Una rotonda donde cruzamos la EX-118 para acercarnos a la ermita del Humilladero y al mirador Ciudad de Guadalupe. No queda nada para terminar.

Esta ermita tiene mucha historia. Aquí se arrodillaban, rezaban y se humillaban los cautivos redimidos. Y los peregrinos que venían desde el norte, al divisar por primera vez el santuario de Guadalupe desde este alto de la sierra de Altamira. Uno de esos cautivos fue precisamente Miguel de Cervantes, que acudió a Guadalupe a ofrecer los grilletes que los turcos le pusieron durante su apresamiento en Orán. Se trata de una pequeña ermita gótico mudéjar del siglo XV, que sigue la misma pauta constructiva que el templete situado en el claustro mudéjar del monasterio. Restaurada en 2008, fue declarada en 1931 Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento. Las vistas ya de la puebla desde aquí te emocionan, puesto que estamos en un punto con muchísima historia. Restan apenas cuatro kilómetros que haremos bordeando la ciudad y siempre dejándola a nuestra izquierda.

Guadalupe

Cuenta la leyenda que allá por el siglo XIII andaba un pastor de nombre Gil Cordero buscando una vaca perdida. Entonces, se le apareció la mismísima Virgen de Guadalupe. Le indicó que cavara en un lugar preciso, donde hallaría una imagen suya en un sepulcro enterrado. De igual manera le pidió
que no la mudasen, sino que le hicieran una choza allí mismo, porque llegaría un momento en el que se habría de alzar un grandioso templo con su pueblo en aquel lugar. Leyenda o no, lo cierto es que la choza se convirtió en ermita, esta en iglesia y finalmente, todo aquel que hoy llega a estos parajes se sorprende con la majestuosa imagen que ofrece el Real Monasterio de Guadalupe y su bella puebla. Asomando entre las abruptas laderas de las sierras de las Villuercas. El Real Monasterio de Guadalupe fue reconocido por la UNESCO en 1993 como Patrimonio de la Humanidad, representando sin duda una de las joyas del gótico mudéjar en el mundo.

Termina la ruta de Alfonso Onceno desde Navezuelas hasta Guadalupe. Aprovechamos para dar una vuelta por la plaza, entrar en la iglesia y hacer alguna foto en las escalinatas. Los visitantes pueden completar su viaje con la degustación de algunos productos de alta calidad como el queso de cabra “Ibores”, la miel “Villuercas-Ibores”, los vinos de Cañamero y Alía “Ribera de Guadiana”, los productos cárnicos «Dehesa de Extremadura», las cerezas, las castañas y la pastelería artesanal. Paisaje, geología, vegetación, fauna, y un rico patrimonio histórico y artístico se combinan para hacer de la visita al Geoparque Villuercas-Ibores-Jara una invitación irresistible para todos los sentidos. Sin duda alguna una jornada muy intensa, muy completa y muy enriquecedora. Animo desde aquí a todo el que quiera hacer una visita a estos lugares.

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