
Monasterio de Leyre: en el pirineo navarro
El monasterio de San Salvador de Leyre es uno de los conjuntos medievales más interesantes de España. Se localiza al este de Navarra, en el municipio de Yesa -Merindad de Sangüesa-, casi en el límite con Aragón. Un atractivo tapiz de hayas, pinos, quejigos, robles y carrascales le rodea, conformando ese privilegiado enclave pirenáico conocido como sierra de Leyre, y que corona el pico Arangoiti (1.355 m). A su lado discurre el ramal del Camino de Santiago que, procedente de Jaca, acompaña el cauce turquesa del río Aragón. Visitar la abadía de Leyre o acogerse a su hospitalidad es una experiencia inolvidable y un verdadero viaje en el tiempo. Sus piedras nos hablan, con legítimo orgullo, de más de mil años de Historia.



La primera noticia sobre Leyre aparece en una carta que en 848 san Eulogio de Córdoba remite al obispo de Pamplona; en ella, se alaba la observancia y rigor de la comunidad monástica regida por el abad Fortún, que custodiaba una maravillosa biblioteca. En 1836, con la desamortización de Mendizábal, desaparece la vida monástica de Leyre y tras décadas de abandono y una compleja restauración por la Diputación Foral de Navarra, en 1954 una nueva comunidad de monjes benedictinos, procedente de Santo Domingo de Silos, restaura la vida monástica. Este monasterio destaca fundamentalmente por su cripta, que junto con la de la catedral de Palencia, es el monumento pionero del románico hispánico occidental.



Entrada a la cripta
La puerta de acceso, que es la más antigua del monasterio, tiene tres arcos de medio punto, lisos, superpuestos y escalonados. La planta, casi cuadrada, se distribuye en tres ábsides, que coinciden con los de la iglesia, y cuatro naves iguales cubiertas por bóvedas de cañón. Impresiona a primera vista el conjunto de arcos, columnas y enormes capiteles que soportan todo el peso de la cabecera del templo. Su decoración es muy sencilla: temas vegetales y geométricos. Son el elemento representativo y característico de esta cripta, que da nombre, también, a la marca del monasterio de Leyre: «Los Pilares del Reyno«.


Contemporáneo de la cripta, el túnel de San Virila, conducía al exterior desde el monasterio medieval. El trazado de los nuevos edificios lo inutilizó y actualmente está cerrado con una verja desde la que se contempla la imagen de san Virila, abad de Leyre en el siglo X. Virila era un monje atormentado por las dudas sobre la vida eterna en el cielo. Según cuenta la leyenda, paseando un día por la sierra de Leyre, se quedó extasiado, junto a una fuente, al escuchar el canto de un ruiseñor. Al volver en sí, decide regresar al monasterio, pero resulta que nadie le reconoce… ¡Habían transcurrido trescientos! De esta manera, Dios le hizo ver el misterio de la eternidad.

La porta speciosa
Es la entrada ceremonial del templo (siglo XII), finalizada por el maestro Esteban, autor también de la puerta de las Platerías de Santiago de Compostela. Se la conoce como Porta Speciosa tanto por su belleza como por ser un verdadero libro abierto para los fieles que la contemplan. En aquellas épocas en las que muy pocos sabían leer y escribir, era la manera de hacerles llegar las enseñanzas de la iglesia a través de las numerosas esculturas que la adornan. Conviene contemplarla por partes. El tímpano descansa sobre ménsulas decoradas con la cabeza de un toro y de un león, y está presidido por el Salvador rodeado por la Virgen, san Pedro, san Juan y otros dos evangelistas.

En las arquivoltas, situadas sobre el tímpano, aparece un catálogo de seres fantásticos y elementos del mundo vegetal. Los capiteles se decoran con leones y sus crías, personajes en cuclillas, aves con el cuello entrelazado picándose las patas, tallos aprisionando cabezas y hojas de acanto. En el capitel del parteluz, realizado en mármol, se cincelaron cuatro personajes sentados. Vigilan desde las jambas dos profetas flanqueados por leones. Friso y albanegas recogen un abigarrado repertorio de escenas: san Miguel, la Transfiguración, martirio de Nunilo y Alodia, monstruo, diablejo reteniendo un alma, Jonás y la ballena, obispo con báculo, obispo, Anunciación y Visitación.

La iglesia
Junto con la cripta que le sirve de cimentación, es la construcción de estilo románico más antigua de Navarra y una de las primeras de España. Es fruto de diversas reconstrucciones y remodelaciones a través de los siglos. Su cabecera tiene tres naves cubiertas con bóveda de cañón que desembocan en ábsides semicirculares. En ella se sitúa el coro de los monjes y el altar. La imagen de Santa María de Leyre que preside el ábside central es una talla neo-románica realizada por el escultor valenciano José López Furió. La nave central culmina en la Porta Speciosa. En el muro norte destaca un precioso Crucificado del siglo XVI.


Desde el muro sur se accede, a través de una portada románica del siglo XII decorada con un bello crismón, a la capilla del Santísimo, que alberga un retablo renacentista del siglo XVII. Por último, está el impresionante órgano, grandioso instrumento reconstruido utilizando piezas del histórico y que fue inaugurado en 2014. Alrededor de este órgano y del canto gregoriano gira el programa «Leyre: espacio musical» que incluye conciertos, audiciones y cursos.


Leyre es un monasterio vivo, en el que una veintena de monjes benedictinos continúan celebrando la misa conventual y la Liturgia de las Horas utilizando el milenario canto gregoriano. Todo aquel que lo desee está invitado a compartir con ellos la experiencia de esta práctica orante, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, de tradición medieval. El exterior del monasterio es una auténtica maravilla, con sus jardines muy bien cuidados y sus magníficas vistas al embalse de Yesa y a la sierra de Leyre. Sin duda alguna, un remanso de paz antes o después de una aventura por los Pirineos, muy cercanos a este lugar. Tanto el pirineo navarro como el pirineo aragonés se encuentran a tiro de piedra.



Vídeo del monasterio de Leyre
Una visita que no puedes perderte si estás por tierras navarras, a 50 kilómetros de Pamplona por autovía, tiene fácil acceso desde diversos puntos de Navarra y Aragón e incluso desde la frontera con Francia. Por la Autovía del Pirineo A-21 hay que desviarse a Yesa (salida 47) y desde allí, una pintoresca carretera de 4 kilómetros asciende hasta el monasterio de Leyre. Os dejo a continuación el enlace del vídeo que hice de esta jornada. Espero que os guste y si es así, ya sabéis, os podéis suscribir y dejar algún comentario. Muchas gracias.