
La Mira desde Guisando por los Galayos
Sábado, 15 de octubre de 2022
Situada al sur de la provincia de Ávila, y adentrándose en Extremadura, encontramos una espectacular creación natural de lagunas, gargantas, circos, riscos, galayos y depósitos morrénicos. Es la tierra en la que habita la cabra hispánica. En el Sistema Central, separando los ríos Duero y Tajo, como un muro granítico, se levanta la sierra de Gredos. Un espacio tallado por la erosión glacial en la que destacan el circo y la laguna Grande de Gredos, presididos por el esbelto pico Almanzor, de 2.592 metros, máxima altitud de esta cordillera. Llevaba mucho tiempo con ganas de andar por la sierra de Gredos. Caminar por esos senderos tan bonitos y disfrutar de sus espectaculares paisajes. Y la propuesta del grupo GR100 de Cáceres, para ascender a La Mira desde Guisando por los Galayos me cautivó desde el primer momento. Así que me apunté a la excursión dispuesto a cumplir un nuevo objetivo.

El madrugón fue de los buenos porque salíamos de Cáceres a las seis y media en autobús. Nos esperaban 200 kilómetros por delante hasta tierras abulenses, para llegar hasta la pequeña localidad de Guisando. Concretamente teníamos que terminar el trayecto en la rotonda de Nogal del Barranco, situada a 1.133 metros de altitud. Y reconocible por la famosa estatua de macho de cabra montés en el centro de la misma. Existe aparcamiento para unos cuantos vehículos, por lo que si quieres dejar el coche allí mismo tendrás que madrugar mucho. Una vez bajados del autobús y recogida la mochila, reunimos al grupo entero, unas 35 personas, y comenzamos la marcha. Seguimos con la tremenda sequía que azota al país desde hace meses y es muy recomendable abastecerse de agua y, sobre todo, protegerse de los rayos del sol.

Ascenso a La Mira
Comenzamos a andar por un sendero de piedra, que no es calzada romana. El camino no tiene pérdida, tenemos que cruzar un hermoso y tupido bosque de pinos. Siempre iremos en ascenso, suave pero continuo. Nos empezamos a cruzar con otros senderistas y de momento la sombra nos acompaña, lo cual se agradece. Todo el rato iremos por el sendero PR AV-43, conocido en estos lares como el «carril de los Galayos». Nuestro camino es fácil, basta seguir recto, siempre dejando el arroyo de la vertiente de los Galayos a nuestra izquierda mientras vamos ganando desnivel. Poco a poco se va notando que durante todo el camino hemos ido en ascenso. Las imágenes comienzan ya a ser espectaculares. Ya tenemos ante nosotros la enorme muralla de piedra que tenemos que ascender. Y la verdad que impone su esplendor. En unas horas estaremos en todo lo alto, en La Mira.

El ritmo es bueno en la caminata, pero al ir tanta gente debemos hacer varias paradas, lo que ralentiza la marcha. Aún así, en menos de dos horas hemos llegado al paraje denominado La Apretura, a 1.700 metros. Buen momento para hacer un descanso más largo y tomar algo, ya que la subida más dura de la jornada está a punto de comenzar. Este año no se ve ni una gota de agua por aquí. En épocas de más bonanza acuática el arroyo discurre bajo nuestros pies. En este punto el camino se desvía en dos, el que nosotros seguimos, que va por la izquierda. Y el que va pegado a la base de los Galayos, a la derecha. Aquí la decisión es fácil, si quieres admirar el Galayar, como se conoce también al conjunto de los Galayos, lo mejor es separarse un poco y seguir por la izquierda.


Ascenso a La Mira por los Galayos
Al desviarnos tomaremos un impresionante camino en zig-zag, conocido como las zetas, que escala la empinada ladera de la montaña. Un sendero en el que debemos tener muchísimo cuidado. Y fijarnos bien dónde ponemos el pie, ya que los resbalones están a la orden del día por tanto guijarro suelto. Así que os aconsejo que vayáis muy despacio. Por el peligro citado y por otra cosa. Desde este instante iremos disfrutando de una vista privilegiada de los Galayos, que los tenemos delante de nosotros, a nuestra espalda, a nuestra derecha… Ese zigzagueo nos hace tener una visión de las agujas graníticas en todo momento. Sin duda alguna todo un espectáculo que nos dejará boquiabiertos. La subida es continua y en algunos momentos muy exigente, por lo que si no estás preparado lo mejor es que no lo intentes. Agotados, llegamos al refugio Victory, a 1.995 metros de altitud.


Después de un nuevo descanso en el refugio, retomamos la marcha. Desde aquí el camino cambia por completo. Este se vuelve muy incómodo a medida que subimos por un empinado pedregal. Ahora sí que estamos en el tramo más duro de la jornada. Por lo que tendremos que tomarlo con mucha tranquilidad. Lo mejor es ir con calma e ir observando los riscos del Galayar, que queda ahora a nuestra derecha, como el Torreón, el Pequeño Galayo o el Gran Galayo. Impresionante. Es curioso pero no hemos visto ninguna cabra hasta el momento, lo cual quiere decir que estos animales son inteligentes. Acercarse al ser humano no es lo más oportuno para ellas, hacen bien. Terminamos de subir la fuerte rampa y llegamos a una zona más llana, estamos a unos 2.200 metros. Las vistas son una barbaridad. Todo un espectáculo de nuevo ante nuestros ojos.


Llegando a La Mira
Hemos tenido los Galayos a nuestros pies y los dejamos atrás. Hasta el momento todo ha sido una maravilla. Nos queda muy poco para llegar a La Mira, el verdadero objetivo de esta jornada de montaña. Que tanto me recuerda a las que he vivido en mi Senda Pirenaica, finalizada este verano pasado. Así que es hora de terminar la tarea y llegar hasta los 2.343 metros de altitud, el techo de esta ruta. A lo lejos vamos viendo ese punto, una cima que culmina en una torre de piedras. Parece que nunca llegamos, el cansancio acumulado de estos primeros seis kilómetros y medio se hace notar. Pero poco a poco llegamos a la meta. Impresionados por las imágenes que tenemos en un giro de 360º. El guardián de La Mira nos recibe sin temor, es un macho de cabra montés que parece estar protegiendo el lugar.

Desde aquí arriba la inmensidad del paisaje te deja los pelos de punta. Toda la cuerda divisoria de las dos vertientes, con vistas a los Parajes del cambrional y tarayuela al norte y los montes de Toledo al Sur. Galayos a Levante y peñas del Chocarrón y Macizo Central a poniente. Subí a la torre para divisar ese impresionante espectáculo y me quedé maravillado. Hice la tradicional foto hacia el este, hacia el circo de Gredos, con el pico Almanzor destacando por encima de todos. Con sus 2.592 metros de altitud, el Almanzor domina los cielos del Parque Regional de la Sierra de Gredos y es la pieza angular de un paisaje privilegiado. También conocida como la Plaza del Moro Almanzor, esta cumbre recibe a montañeros ya sea invierno, primavera, verano u otoño. El objetivo de la jornada de hoy estaba cumplido. Ahora tocaba bajar hacia la plataforma de Gredos.

Hacia la plataforma de Gredos
Terminamos de comer en La Mira, disfrutando de un maravilloso paisaje, y comenzamos el descenso. No deja de ser aburrido porque las vistas siguen siendo espectaculares allá donde mires. Pasamos por el risco Pelucas, donde destacan unas extraordinarias formaciones rocosas. Desde allí comenzamos a descender de manera más clara. Llevamos ya 8 kilómetros de ruta y las piernas bastante cargadas. Pero la visión que tenemos ante nuestros ojos alivia cualquier tipo de cansancio. La sierra de Gredos constituye hoy en día uno de los conjuntos glaciares mejor conservados del sur de Europa y eso se aprecia a simple vista. Seguimos con el descenso y pasamos ahora por la zona de Los Campanarios. Para llegar en poco más de media hora al refugio del Humbrazo. Ya no queda nada para terminar esta hermosa ruta de alta montaña en la sierra de Gredos.





Debido a su situación geográfica, a los fuertes desniveles y a la distinta orientación de sus laderas, la sierra de Gredos puede considerarse como un auténtico paraíso para la flora. Las diversas especies vegetales aparecen distribuidas en pisos superpuestos que alcanzan su culminación en el piso alpino, el más interesante de todos ya que en el mismo se han localizado un gran número de endemismos botánicos. También dentro de la fauna, la sierra de Gredos destaca por sus endemismos: dos mamíferos y un anfibio, la cabra montés, la salamandra del Almanzor y el topillo nival abulense. Un espectáculo de la naturaleza que en el día de hoy llega a su fin. Cruzamos el arroyo de la Garganta de Prado Puerto y estamos en una calzada de piedra que nos lleva hasta la plataforma de Gredos. Después de 14 kilómetros y un desnivel positivo de 1.300 metros llegamos al final.
