
Canchos de Ramiro y Ladronera, el pequeño Monfragüe
Sábado, 30 de marzo de 2019
Cachorrilla es uno de los 25 municipios adscritos a la comarca (también Valle) del Alagón y cuenta con 103 habitantes. No obstante son alrededor de 70 los que permanecen allí, esto convierte a esta localidad en la más pequeña de la provincia de Cáceres y la segunda de Extremadura. Así que se sitúa a 77 Km. de Cáceres capital, a 192 Km. de Salamanca y a 307 Km. de Madrid. Por lo que el río Tajo lleva sus aguas muy cerca de este pueblo ayudándose de su afluente el Alagón y el río Árrago. Este último vierte sus aguas en el Alagón a pocos metros del objetivo de hoy. Una meta fácilmente accesible y que no supone un gran esfuerzo. En este enlace puedes ver el track de esta senda y descargarlo: los Canchos de Ramiro y Ladronera.

Al final de la localidad de Cachorrilla, en una pequeña cuesta abajo, todavía en la CC-70, está la ermita del Cristo. Allí hay una fuente donde podemos llenar nuestra cantimplora. En ese lugar comienza nuestra ruta. Acompañado de nuevo de Javi Plata, nos disponemos a emprender la marcha. El día es soleado pero hace un poco de viento. Por lo que estamos ante una jornada muy agradable. A pocos metros del inicio, y pasadas dos pequeñas charcas, nos encontramos con la entrada a la dehesa de los Tres Carrascos. Donde se encuentra el panel informativo. Superamos el paso canadiense y a la aventura. Lo que más me gusta de esta ruta es que es apta para todo el mundo. Podemos ir en silla de ruedas, con personas mayores, con niños pequeños, en bicicleta… para que nadie se pierda esta maravilla.




La dehesa extremeña en los Canchos de Ramiro
A lo largo del sendero atravesamos cuatro ecosistemas distintos: dehesa, bosque mediterráneo, ribera fluvial y roquedo. En primer lugar, entramos de lleno en el paisaje típico extremeño: la dehesa. Sin duda alguna se trata de uno de los ecosistemas más extensos de la comarca, junto con las tierras de regadío. La dehesa tiene un origen humano, que transformó el bosque aclarándolo y desbrozándolo para el aprovechamiento ganadero y agrícola. Es característica la presencia de la encina y el alcornoque, dos árboles de una presencia imponente. Con su figura hierática y poco brillante por los rigores de la sequía, gobierna este terreno con majestuosidad. En la dehesa del itinerario percibimos muchas sensaciones, pero la calma es la principal. Este paseo es muy cómodo y las pausas únicamente para la foto de rigor. El cielo está despejado y no hace mucho calor.

La dehesa en todo su esplendor. Pequeñas charcas al lado del camino. Ejemplares de retintas extremeñas a lo lejos. Algunas jaras y retamas… Las vistas son siempre muy agradables. Por lo que nos tomamos el paseo con mucha tranquilidad. Hay que saber disfrutar siempre de la naturaleza. Dice la Unesco a través de su convención del Patrimonio Natural que Los Paisajes Culturales son bienes culturales y representan las obras conjuntas del hombre y la naturaleza que ilustran la evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos a lo largo de los años, bajo la influencia de las limitaciones y/o ventajas que presenta el entorno natural y de fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, internas y externas. No hay paisaje que se adapte mejor a esos criterios que marca la Unesco para declarar un espacio como paisaje natural de la humanidad, que nuestro hábitat extremeño por excelencia: la dehesa.


El bosque mediterráneo
En muy poco rato, casi sin darnos cuenta, nos vamos acercando a nuestro objetivo. Poco a poco nos vamos despidiendo del paisaje de la dehesa. Y vamos haciendo la incursión en otro tipo de paisaje: el bosque mediterráneo. El ecosistema más representativo de la Península Ibérica es observable en la ladera cercana al roquedo de los Canchos de Ramiro. Gran cantidad de especies de matorral forman parte ahora de nuestra visión. Brezos, escobas, jaras, retamas… acompañados de encinas, alcornoques y madroños. El bosque mediterráneo puede considerarse el hábitat más similar a las formaciones originales que hace miles de años cubrieron las tierras de Extremadura. La acción transformadora del hombre a lo largo de la historia ha provocado la evolución del bosque hacia otros tipos de vegetación también de gran valor, como es el caso de las dehesas, los matorrales o los pastizales, la etapa final en su degradación.



Los bosques mediterráneos mejor conservados se encuentran aún en las laderas y partes altas de algunas sierras, así como en determinados valles fluviales. Las especies dominantes son la encina, el alcornoque y el roble. El río Alagón, afluente más largo del Tajo, nace en tierras salmantinas, y recibe las aguas del río Árrago justo antes de atravesar la portilla de los Canchos. Si nos fijamos, esta zona no tiene vegetación de ribera ya que la construcción del Embalse de Alcántara a finales de los años 60 acabó con esta vegetación y con toda una cultura humana asociada al río; los molinos existentes desde el término de Casillas de Coria tuvieron que ser abandonados. Es un buen lugar para la pesca, tanto de ejemplares autóctonos (barbos, bogas o carpas), como introducidos (percasol, blases, lucios). De ello se aprovechan especies como la garza real o el cormorán, muy frecuente en invierno.


Canchos de Ramiro y Ladronera
La sinuosidad de los escarpados rocosos ofrece a numerosas especies una gran seguridad a la hora de anidar, lo que otorga a los Canchos de Ramiro y Ladronera su elevada riqueza ornitológica. Desde el mirador de los Canchos, situado al final del ecoitinerario, podremos disfrutar de la tranquilidad que ofrece la naturaleza, mientras observamos la gran colonia de buitre leonado que allí existe. También podemos tener la suerte de ver algún ejemplar de alimoche, águila real, águila culebrera, águila calzada, águila perdicera, cernícalo vulgar o halcón peregrino. En este sentido tuve mucha suerte de poder observar por primera vez en mi vida un ejemplar de cigüeña negra. En la imagen de abajo se la puede observar volando por encima de los buitres. Sin duda alguna este rincón de nuestra región es uno de los lugares más asombrosos que he conocido.
La cercanía del Parque Nacional de Monfragüe convierte a esta ZEPA en un corredor ecológico muy importante, donde las grandes especies de carroñeros pueden dispersarse en busca de alimento. Los Canchos de Ramiro y Ladronera se sitúan como un paraje espectacular, pero muy frágil, por lo que hay que estar muy atentos para no molestar a las especies, tratando de no elevar la voz ni hacer ruidos innecesarios. Algunas de las aves más amenazadas de la península ibérica utilizan este hábitat para nidificar, buscando la protección que ofrece la densa vegetación de las laderas de las sierras. En este enclave, los roquedos constituyen el hábitat de nidificación de especies emblemáticas mencionadas más arriba. Si permanecemos atentos descubriremos otras aves menos llamativas pero muy interesantes, como la chova piquirroja, la collalba negra o el vencejo cafre.


Sierra de la Garrapata
En cuanto al origen del nombre, los habitantes del lugar nos remiten a dos hipótesis: en una nos cuentan que el último bandolero de estas tierras, llamado Ramiro, se refugiaba en la zona. La otra nos traslada a hace cientos de años, cuando un noble llamado Ramiro erigió un pequeño puesto de vigía en la Sierra de la Garrapata desde donde poder contemplar y alertar a los castillos de La Marmionda (Portezuelo) y Peñafiel (Zarza la Mayor) en caso de invasión musulmana. Sin duda alguna, tanto por su entorno privilegiado como por su historia, es un lugar muy recomendable. Entre Cachorrilla y Pescueza podemos llegar al aula de la naturaleza de los Canchos de Ramiro, que organiza de forma habitual visitas interpretadas. Todo esto, junto con la oferta patrimonial y cultural de poblaciones como Coria, Ceclavín o Montehermoso, garantiza una visita memorable.

Es importante recordar que el fuego puede suponer un gran peligro. No hagas fuego y ten mucha precaución con los cigarrillos. Dada la importancia de la zona como hábitat y zona de cría de distintas especies protegidas, debemos evitar la profusión de ruidos y molestias, manteniendo además una distancia prudencial respecto a posaderos y lugares de nidificación, especialmente en época de cría. Disfruta de la naturaleza. No la molestes. La peculiaridad de los Canchos de Ramiro se puede visitar en cualquier estación del año aunque son la primavera y el otoño las que le otorgan un mayor abanico de colores. Para conocer más en profundidad todos los recursos de este espacio, se puede visitar el aula de la naturaleza “Canchos de Ramiro” donde os informarán sobre toda la riqueza natural de este espacio protegido del valle del Alagón.


Un paisaje espectacular
Una última mirada antes de regresar por el mismo camino. Ha sido un paseo estupendo. Nos hemos encontrado solamente a cuatro personas. Prácticamente hemos estado solos durante toda la jornada. Y eso que no hemos madrugado. La verdad que dan ganas de quedarse aquí más tiempo. Obervando plácidamente el vuelo de los buitres y de su compañera. La cigüeña negra que tanta impresión me ha causado. De nuevo alcanzando otro objetivo. Aunque los Canchos de Ramiro y Ladronera se encuentran muy cerquita de casa, no deja de sorprender por su belleza. Un lugar mágico que desprende una tranquilidad apabullante. Rutas por Extremadura. Como la última a la Sierra de los Riscos y Pico Blanco. Paisajes extremeños de gran valor. Que todos debemos visitar y preservar, para que nuestros hijos y nietos puedan también disfrutar de estas maravillas.
Me despido de esta ruta con la pequeña peli que he realizado de la jornada. Os va a gustar. Y si es así, ya sabes. A suscribirse. Nos vemos en la próxima senda. Conociendo más rutas por Extremadura.