Senda Pirenaica. Etapa 12: Bujaruelo – Góriz


Sábado, 28 de julio de 2018
Después de unas etapas espectaculares y grandiosas, tanto en Navarra como en Aragón, llego a uno de los destinos que más me apetecía. La Senda Pirenaica etapa 12. Y lo hago en el año en que se celebra su centenario, estoy hablando del valle de Ordesa y su mítico Monte Perdido. Significativo por varios motivos. Hoy pongo punto final a esta aventura. El cuerpo, pero sobre todo la mente, no dan para más. Hay que volver. Seguro que volveré. Pero por este año el punto y final es esta grandiosa etapa.
Salgo del refugio bien temprano. Me espera una jornada muy larga y con dos subidas muy duras: la de la senda de los Cazadores y la llegada a Góriz. El GR11 cruza el puente medieval de San Nicolás para descender el valle por la margen izquierda. Por la senda de los Abetos. En unos 3 kms llego al puente de los Abetos. Justo delante del Camping «Valle de Bujaruelo». No cruzo el puente y sigo por esta margen hasta el puente de Santa Elena. Donde nos encontramos nuevamente con la pista transitable para vehículos que sube hasta el refugio. Cruzo el puente, la senda discurre ahora por la margen derecha de la estrecha Garganta de los Navarros. Hasta llegar a la carretera que desde Torla conduce al aparcamiento de Ordesa.
Una épica etapa de la Senda Pirenaica
Al lado ya del puente de los Navarros (1.075m), límite occidental del Parque Nacional, el GR11 abandona la carretera. A mano derecha desciende para cruzar el río Arazas por el puente de la Canaleta. La senda gira al Este para introducirse en el valle de Ordesa. Gigantescas paredes se abren a ambos lados. En el lado izquierdo, el Mondarruego o el célebre Tozal de Mallo. En el derecho, la sierra de las Cutas.
Llego al aparcamiento de Ordesa. Aquí se quedan los autobuses. Decido continuar por la senda de los Cazadores. Para recordar buenos tiempos y la compañía que tuve entonces. Hace ya más de 15 años, fue la mejor compañía. La persona más importante de mi vida después de mis hijas y mi madre, por ahora. Una subida exageradamente vertical. Que supone un gran esfuerzo pero que tiene una recompensa espectacular. Las vistas desde el mirador de Calcilarruego serán impresionantes.

El valle de Ordesa y Monte Perdido
El recorrido comienza al final del aparcamiento de la pradera de Ordesa. En un camino a la derecha que pronto me permite cruzar el río Arazas por un puente de madera. Y me introduce de lleno en la ascensión de la senda de los Cazadores. Un cartel colocado en el inicio de la senda me permite comprobar que estoy en el buen camino y me avisa de que en ningún momento debo abandonar la senda. Hemos de tener en cuenta que en invierno está prohibido ascender por este acceso.

Se trata de una ascensión zigzagueante que nos hace ganar altura por la faja de Pelay. La subida es empinada y probablemente resbaladiza si hubiera lluvia. En invierno la presencia de hielo es habitual por lo que no se recomienda subir por aquí a menos de estar equipados para la progresión en hielo. Al cabo de una hora y media de ascensión jadeante, llego al mirador de Calcilarruego, punto culminante de la ruta. Ha sido muy duro. Los problemas con el equilibrio han hecho que avanzara más despacio de lo normal. En algunos puntos he tenido miedo. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa.

Mirador de Calcilarruego
El bosque ha desaparecido. He salvado más de 600 metros de desnivel por la escarpada y umbría ladera septentrional de la sierra de las Cutas o Cárquera. Situado a 1.952 metros de altitud sobre un promontorio rocoso, Calcilarruego es, además de un mirador, un pequeño refugio de fortuna. Desde él se divisa una de las panorámicas más geográficas de Ordesa. En la que se suceden los circos como el de Cotatuero y Carriata. Cumbres emblemáticas como las del Tozal de Mallo, el Gallinero y Fraucata. Y a nuestros pies, perdido en el fondo del valle, el río Arazas. Alimentado por un torrente que baja a trompicones del circo de Cotatuero, en el que destacan las famosas gradas de Soaso.

Hay agua por todos lados, por lo que puedes llenar tu botella. Utilizando el filtro Fair Cap, capaz de potabilizar el agua. Y que, además, por cada venta de un filtro de agua Faircap Mini, donan un filtro tamaño familiar a través de ONGs en países en desarrollo. Doble colaboración: con el medio ambiente y con personas que lo necesitan.
La Senda Pirenaica en estado puro
La parte más dura del recorrido se ha acabado. A partir de ahora, el terreno es prácticamente llano y algo descendente a lo largo de toda la faja de Pelay. Circunstancia que nos permite observar la variada flora que crece a nuestros pies. Según me acerco al circo de Soaso, la senda continúa perdiendo altura. Hasta coincidir con el camino que discurre por el fondo del valle paralelo al Arazas. A la izquierda del circo se observa la cascada de la Cola de Caballo. Impresionante desde la base. Y, por encima de él, se adivina la presencia del refugio de Góriz. Punto de arranque de las ascensiones al Monte Perdido y hacia donde me dirijo sin dilación. Sigo en la Senda Pirenaica etapa 12.
En este punto existen dos posibilidades. Ascender de frente por la clavijas de Soaso o seguir el trazado del GR11 hacia la derecha. Las clavijas ahorran 10 minutos y sólo son recomendables con terreno seco para montañeros que no sufran con la altura. No es mi momento, no hay que forzar, y menos en la montaña. Yo prefiero no arriesgar y continúo por el GR11, ya subiré por las clavijas la próxima vez que venga. Porque a Ordesa siempre hay que volver y espero que la próxima vez no tarde otros quince años en regresar.
Aquí termina mi aventura pirenaica
La verdad es que vayas por donde vayas, las vistas que te vas a encontrar arriba son una maravilla. El valle de Ordesa en todo su esplendor. A pesar del agotamiento de la subida y del cansancio acumulado después de 15 días, tener ante tus ojos esta maravilla de la naturaleza, sin duda alguna, te relaja y te hace sentir una felicidad inusual. El último esfuerzo me lleva a ver muy cerquita el refugio de Góriz, mi objetivo de hoy. La subida hasta allí es tremendamente agotadora. Después de más de 20 kilómetros. Al pie del mítico Monte Perdido, desde donde se realizan multitud de excursiones por el pirineo, tanto español como francés. Un refugio al que solamente se puede llegar a pie y que está situado a 2.200 m. Espectacular.

La alegría de alcanzar este objetivo en la Senda Pirenaica etapa 12 es indescriptible. Una proeza para alguien que solamente había hecho senderismo. Sumado al hándicap de una puñetera enfermedad que me dejó tocado lo que más te puede afectar en una zona de alta montaña: el equilibrio. Pero espero que el final del túnel llegue pronto y comience a ver una pequeña luz que me devuelva a la situación de hace un año. Ojalá. Ahora, como en la Etapa 10, disfruto del objetivo logrado. Me voy a descansar y a comer algo. En el Refugio de Góriz pasaré la noche, en una habitación de 8, con 7 franceses. Por 43,50€ pensión completa más picnic.

Una gran película
Quiero terminar esta etapa 12 de la Senda Pirenaica con la pequeña peli de esta gran jornada. Es la última de esta aventura por los Pirineos. Dejo esta cordillera en Góriz, en el verano de 2018. Espero que en 2019 vuelva. Y si es totalmente recuperado de mi enfermedad, mucho mejor. Quedan muchas etapas todavía hasta el mar Mediterráneo. Aunque cierto es que el Cantábrico ya está muy lejos también. Habrá que reanudar esta odisea en otro momento. La dureza de la travesía, tanto física como mental, me ha vencido. Espero que os hayan gustado todos los vídeos. A mí me encantan. Disfrutad de ellos. Hasta pronto.