Senda Pirenaica. Etapa 24: Tavascán – Àreu

Jueves, 19 de agosto de 2021

En esta etapa 24 de mi Senda Pirenaica llego al corazón del Parque Natural de l’Alt Pirineu. Dejo atrás la interesante localidad de Tavascán, que tantas sorpresas me ha ofrecido. Poco a poco voy apartándome de la vall de Cardós, un lugar con unos paisajes espectaculares. Cruzo el puente que atraviesa la Noguera de Lladorre y asciendo de golpe por un sendero que aparece a la izquierda, hacia un depósito de agua. Allí giro a la derecha, para afrontar una empinada subida bajo un bosque de abedules, avellanos y algunos robles, hasta la cabaña de Castells, en ruinas, donde acaba la subida. He llegado a ese punto en una hora. A continuación el GR11 sigue horizontal, a media ladera, cruzando algunos barrancos. Aunque este tramo es sencillo, puede ser peligroso si el suelo está resbaladizo. Por lo que mucho cuidado en días de niebla o de lluvia.

El paseo se vuelve más cómodo antes de llegar a la pequeña localidad de Boldís Sobirà. Tenemos unas vistas preciosas de los pueblos que vemos abajo: Lleret, por donde pasé ayer; el camping de Lladorre, con su piscina en el centro de la imagen; Boldís Jussà, justo antes de llegar a su hermana de arriba. Unos pueblos llenos de encanto dentro de la comarca de Pallars Sobirà. El Pallars Sobirà es la suma de los valles del alt Pirineu: la vall d’Àneu, la vall de Cardós, la vall Ferrera, la vall d’Àssua, la vall de Siarb … Cada valle tiene su propio carácter y se nota en las gentes, en las costumbres y en los bucólicos pueblos. El sendero recorre la montaña como si fuera una serpiente y me voy acercando a Boldís Sobirà. Los Pirineos me siguen sorprendiendo.

Avanzando en mi Senda Pirenaica

Instalado en una cuesta, el pequeño pueblo de Boldís Sobirà está formado por una docena de casas, dispuestas en una calle única. Una fuente nada más llegar allí, por lo que hago un merecido descanso y me preparo para la subida más exigente de esta etapa 24 de mi Senda Pirenaica: el coll de Tudela, a 2.239 metros. Desde aquí sale una pista que seguiré algo más de un kilómetro, hasta ver un atajo señalizado a mano izquierda. Una vista preciosa del pueblo que acabo de dejar aparece enfrente de mí. Por allí se sube con fuerte pendiente hasta llegar de nuevo a la pista. Continúo por ella otro kilómetro y, siempre pendiente de las marcas rojas y blancas del GR11, voy tomando los atajos que surgen en varios momentos. Algunos de ellos son verdaderamente extenuantes, pero la cercanía de la cima suaviza el esfuerzo.

Muy cerquita del punto más alto de la jornada disfruto de las vistas hacia atrás. Los pasos que llevo recorridos en estas últimas jornadas. Destacan el collado de Lo Caubo (en la etapa 22) y el collado de Jou (en la etapa 23). Impresionantes imágenes que me animan y me llenan de moral para afrontar el tramo más empinado de la subida. Lo tengo delante de mí. Sigo admirando a mi derecha las formidables vistas de esta famosa cordillera que llevo recorriendo durante tantos días. Es impresionante, muchas veces hasta emocionante. Por estos momentos es por los que agradezco caminar en solitario. Para disfrutar sin prisas de estos maravillosos lugares. Así que aminoro la marcha y me arrimo más a la naturaleza. Una amplia explanada me recibe en lo más alto. Buen momento para realizar un breve descanso y hacer las mejores fotos de la jornada. Memorable.

De un valle a otro, así es la Senda Pirenaica

Descanso en el coll de Tudela (2.239 metros) y prosigo mi camino. Ahora ya la bajada es continua hasta la vall Ferrera. Otro de los valles de la comarca del Pallars Sobirà. Uno de los más vírgenes de los Pirineos, donde parece que la típica arquitectura de piedra, madera y pizarra nos quisiera llevar a tiempos pasados llenos de encanto y tranquilidad. El nombre del valle proviene de la extracción de hierro (en catalán hierro se denomina «ferro«), actividad económica tradicional del valle documentada desde la Edad Media. De esta época se conservan un buen número de construcciones de arte románico. La vall Ferrera es un territorio privilegiado al erigirse como frontera con Francia y Andorra. Es por ello que durante la Guerra Civil y la 2ª Guerra Mundial, miles de personas cruzaron los Pirineos por aquí, siguiendo varias rutas de evasión que cruzaban los cuellos del valle.

La senda baja ahora con rapidez hacia la vall Ferrera entre el bosque de pinos. Poco a poco voy viendo la majestuosidad del pic Monteixo (2.905 m) también conocido como Puig d’ Àreu. Es famoso este pico porque allí se celebra la milla vertical d’Àreu, carrera históricamente conocida como la cuita del sol. La leyenda cuenta que la víspera de la fiesta mayor del pueblo se realizaba una carrera a pie en la que sólo participaban los solteros. Se daba la salida en la plaza de la localidad coincidiendo con la puesta del sol. Y se trataba de llegar a la cima del pic Monteixo antes de que se escondiera el astro rey. El premio consistía en el derecho a elegir soltera para todos los días de la fiesta mayor. Los corredores han de superar un desnivel positivo de casi 1.700 metros  y una pendiente media de 45º.

A un paso de Andorra

En un momento llego a las bordas de Costuix, un prado muy bonito en el que aparece una pista accesible para coches. Esa pista lleva a Àreu, el final de esta etapa 24 de mi Senda Pirenaica, pero seguirla entera nos llevaría mucho tiempo. Por lo que, al igual que en Boldís Sobirà, debemos tomar diferentes atajos. Así que toca atravesar los frondosos bosques de pinos, a veces casi campo a través. El descenso no tiene problemas salvo que te despistes con alguno de estos atajos, como me ocurrió a mí, y hagas más metros de los debidos. Aún así, no hay pérdida y llegaremos a Àreu muy cómodamente. Àreu es un pueblo que forma parte del municipio de Alins. Siendo el lugar perfecto como punto de partida para disfrutar de unas espectaculares excursiones en el Parc Natural de l’Alt Pirineu. Veamos el vídeo de esta jornada.

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